«Todos los niños son filósofos». Esta no es una afirmación
baladí, buenista ni gratuita. Puede comprobarse si uno
está dispuesto a dialogar, de veras, con niños y niñas
de cualquier edad. Pero, el verdadero problema que nos
surge a los adultos es el que plantea Michael Onfray, acto
seguido: ¿Por qué «sólo algunos continúan siéndolo»?
Esto es lo que debería inquietarnos. Por otro lado, ¿no
es necesario, en nuestros días, aprender a pensar bien?
¿Y aprender a pensar lo impensado? ¿Y a pensar lo
impensable, como practica Óscar Brenifier con los niños
y las niñas de los talleres que realiza por todo el mundo?
En la Introducción de este libro de Filosofía practicada,
que presenta nueve talleres integrales de Filosofía con
niños y niñas sin edad, se pregunta, con razón: ¿para
cuándo aplazar este tipo de trabajo? ¿Cuando hayan
sido excesivamente permeables a los vicios habituales del
pensamiento, de los que luego tanto nos quejamos en
etapas posteriores?