En la década de los años sesenta de una España gris, una niña de un barrio marginal de Málaga hace pompas de jabón sobre un tejado. Es un día raro y nunca lo olvidará. Desde allí presencia un acontecimiento dramático y su mundo se desploma. Es el punto de partida de _El desorden del azar_. La vida de la pequeña dará un giro al ser adoptada por un matrimonio de maestros con residencia en Granada, que representan a una familia ejemplar de una ciudad de provincias. Años después, la historia de esa joven estudiante que recorre las calles salpicadas de octavillas y susurros podría ser normal, pero nuestra protagonista, afiliada a una formación izquierdista, tiene algo visionario, inverosímil, algo que coloca al lector entre la realidad y la ficción.
Escrita en primera persona y con una estructura circular, la autora crea tensión y capta el interés del lector no solo porque las escenas sean enormemente visuales, sino también por cómo las narra, desde dónde lo hace y por esa manera original de contar situaciones que entrelazan amor y odio. Un núcleo intimista y político que se cubrirá de sangre y de venganza. Y todo eso en el mismo tono afilado, poético y crudo que ya encontramos en sus anteriores novelas.